HEINRICH SCHLIEMANN,

Heinrich Schliemann
1822-1890
 H einrich Schliemann nació un 6 de Enero de 1822 en la localidad Prusiana de Mecklemburg. Hijo de un humilde pastor protestante, su padre, que era muy culto, inculcó a su hijo la fascinación por los poemas Homéricos que acabaron convirtiéndose en determinantes en la vida del joven Heinrich.

   Su vida es sobre todo la historia de un hombre apasionado y soñador que trabajó muy duro para conseguir alcanzar sus sueños hasta que finalmente se hicieron realidad.

   A los 14 años tuvo que dejar los estudios para trabajar en una tienda, en su auto-biografía nos cuenta que en una ocasión entró en ella un borracho
que se puso a recitar al legendario poeta griego en su lengua original. Se sintió fascinado por la cadencia rítmica de los versos aunque no pudiera comprender ni una sola palabra, y desde aquel momento nunca dejó de pedir a Dios la gracia de poder aprender griego algún día.

  Schliemann trabajó en varias tiendas durante 5 años hasta que sufrió un accidente por el que se vio obligado a cambiar de ocupación. Decidió entonces embarcarse rumbo a Colombia con la intención de buscar fortuna, pero no llegó a salir de Europa en aquella ocasión, pues el barco en el que viajaba naufragó en Holanda siendo él uno de los escasos supervivientes.

   Poco después,con ayuda del cónsul Prusiano, empezó a trabajar en una oficina de comercio. Aunque su salario era muy precario se decidió a aprovechar el tiempo aprendiendo varios idiomas. Gracias a ello, con 22 años, entró a trabajar en una compañía de comercio internacional, la casa Schoröder.

   Dominaba entonces 7 idiomas, y como su compañía trabajaba habitualmente con Rusia, se dedicó a aprender el Ruso para obtener así el puesto de representante comercial que lo llevó a San Petersburgo y después a Moscú en 1846.

   Su vida en Rusia marchaba tan bien que decidió independizarse, y en 1851 abrió una oficina de reventa de polvo de oro con la que consiguió amasar una considerable fortuna a la temprana edad de 30 años.

Puerta de los leones,Micenas
   Después de casarse con una aristócrata Rusa, con la que tuvo 3 hijos, de instalarse en California, donde dedicado a la banca incrementó de manera notable su fortuna, la vida de Schliemann sufrió un cambio radical.

   Enfermó gravemente de tifus y regresó a Europa, en el viejo continente sus sueños de juventud parecieron volver a despertarse, y restablecido de su enfermedad comenzó a viajar frecuentemente a Oriente Medio.

   Después de hacer un dineral en Rusia traficando con armas y acero durante la guerra de Crimea, se trasladó a París donde empezó a estudiar ciencias de la antigüedad y lenguas Orientales en la universidad de la Sorbona.

   Aunque muchos dicen que tras una visita a Pompeya , (ciudad romana que durante mucho tiempo se creyó que su existencia era solamente una leyenda) , Heinrich empezó a preguntarse si no sucedería lo mismo con Troya y los poemas Homéricos no estaría basado en hechos reales.

  Lo cierto es que tuvo acceso a documentos antiguos como los escritos de Gonzalez de Clavijo, cronista de una embajada del reino de León y Castilla en el año 1403, en la que ya se situaba con total exactitud el lugar en el que se encontraba la mítica ciudad.

   Dicho con otras palabras, aunque así haya pasado a la historia, no sólo el poema de Homero fue tenido en cuenta en el descubrimiento de la ciudad de Troya, y su descubridor contaba con información de otras fuentes mucho mas fiables que las del épico poema de la antigüedad.

   En 1869 Schliemann se divorció y se compró una esposa griega de 16 años, en ese mismo año obtuvo además su doctorado en arqueología. Con su joven esposa tuvo 2 hijos a los que pondría por nombre Andrómaca y Agamenón.

   En 1870 comenzaron las excavaciones en la colina de Hissarlik que unos años antes había sido comprada por su amigo Frank Calvert, cónsul británico en los Dardanelos, la colina era el emplazamiento no de una sino de siete ciudades superpuestas.

Ruinas de Troya
   En sus prisas por alcanzar los estratos más antiguos se destruyeron muchos restos de las capas centrales. Los procedimientos de Heinrich tenían mucho más que ver, en la mayoría de las ocasiones, con los métodos de un ávido cazador de tesoros que con los de un arqueólogo.

   Durante la realización de estos trabajos se presentaron numerosas dificultades derivadas sobre todo de la envergadura del proyecto,(nunca antes se había realizado una excavación a tal escala) , y el clima de Turquía que favorecía la aparición de enfermedades como la malaria. En 1873 las ansias de oro de Schliemann se vieron recompensadas con el descubrimiento del llamado tesoro de Príamo, una colección de objetos y joyas que fue trasladada ilegalmente a Grecia.

   Por este motivo las autoridades del Imperio Otomano le prohibieron volver a excavar en su territorio, pero gracias a su dinero logró congraciarse con ellas, pagando una cuantiosa indemnización,y donando alguno de sus hallazgos al museo de Constantinopla.

   El inquieto Prusiano llegó entonces a un acuerdo con las autoridades griegas e inició excavaciones en Micenas. En ese entonces sólo se conocía la puerta de los leones,la muralla y el llamado tesoro ó tumba de Atreo. Ante la decepción de la comunidad científica que cuestionaba vehementemente sus métodos,utilizó con éxito la obra de Pausanias como guía para localizar la legendaria tumba de Agamenón. En las excavaciones encontró 20 tumbas rodeadas de ricos ajuares funerarios de oro marfil y ámbar.

   Stamakatis,el hombre designado por el gobierno Griego para vigilar que Schliemann no se apropiase de ningún hallazgo, continuó más tarde con su trabajo y halló una tumba más.

Máscara de oro de Agamenón
  En 1877 se dirigió a Ítaca, donde realizo diversos sondeos sin ningún resultado. En 1884 desenterró un enorme palacio Micénico en Tirinto, y en 1880 en Orcómeno, descubrió un tipo de cerámica a la que llamó cerámica minia.

  Heinrich Schliemann realizó tres campañas más en Troya junto a su colaborador Wilhelm Dörpfeld, y reconoció entonces su equivocación de atribuir el estrato de Troya II a la ciudad Homérica, reconociendo que tal atribución debía hacerse a las ruinas que se hallaba en el estrato número VI.

   En su última campaña volvió a jugársela a las autoridades Otomanas, consiguiendo sacar del país hacia Grecia el denominado tesoro L que consistía en cuatro hachas ceremoniales.

  En sus últimos meses de vida padeció graves dolencias de oído y en Diciembre de 1890, encontrándose en la ciudad de Nápoles, sufrió un desvanecimiento perdiendo la facultad de hablar.

   Averiguada su identidad,el médico determinó que la enfermedad en el oído había afectado al cerebro, falleciendo por esta causa al día siguiente.




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